jueves, 18 de julio de 2013

Lo que Patch Adams me recordó sobre la maternidad.


Hace unos días fui invitada a la Master Class que impartió Patch Adams, inventor de la risoterapia, como parte de la campaña Volvámonos Locos de Coca Cola.

Yo iba con el propósito de divertirme un rato y aprender algo. Y de pronto me di cuenta. Esto esa oro molido para una madre. Un par de los ejercicios que puso me recordaron algunas prácticas de meditación tántrica. Cuando dio su conferencia, sus argumentos me sonaron también mucho a la pedagogía Waldorf. Los anteriores son temas en los que me metí a raíz de que tuve niños.

Patch inició su ponencia diciendo: "Todo lo que les gusta de mí, lo aprendí de mi madre". ¿Así o más claro cuánto tiene que ver su práctica con la maternidad? Su premisa es que la felicidad (y por ende la salud física y mental) de un individuo, van a depender totalmente de su medio ambiente, de su entorno. Por eso es tan importante tener la conciencia de propiciar experiencias y atmósferas agradables.

Lo sigiente es un resumen de las moralejas que saqué de cada uno de sus ejercicios:

PRACTICA EL "NON-SENSE": Es decir, las cosas absurdas, que no tienen otra motivación que divertir. Pónganse a hacer muecas, es una buena forma de reírse porque sí (y más con un niño) y de aprender a no tomarse tan en serio (como figura de autoridad). Bailen. Brinquen. Estas cosas también sirve, me parece, para fomentar la espontaneidad.

ABRÁZALOS: Si un abrazo sin motivo se siente bien con quien sea, imagínate con tus hijos. Como dijo el mismo Adams, "concéntrate en el dar y recibir que implica el abrazo". Disfrútalo y utiliza este recurso sin razón.

HABLA DE LA DICHA EN TU VIDA: Y mientras tanto, míralos a los ojos todo el tiempo. Cuando te toque escuchar, no pronuncies una sola palabra. Es increíble las ganas que dan de querer saber más cuando no se puede preguntar y lo bien que se siente saber lo que hace feliz al otro. Me parece una gran manera de cultivar una relación de profundo conocimiento mutuo con los hijos.

CREA: Una pluma y un papel sirven para mucho más que escribir una carta o hacer un dibujo, cosas ya valisosas per sé. La imaginación no conoce límites, y para divertirse hace falta poco.


VERBALIZA EL AGRADECIMIENTO:
En tu vida tienes muchas, muchas cosas buenas. Repítelas, descríbelas, nómbralas. Eso los ayudará a aprender a valorar lo positivo sobre lo negativo, y con eso, les resultará solo natural sentirse felices.