sábado, 5 de diciembre de 2009

Mujer al borde de un ataque de promociones navideñas



Recuerdo perfectamente la primera vez que fui a una venta nocturna de una tienda departamental, pues fue una experiencia traumática difícil de olvidar. No podía creer la cantidad de gente que había. Las personas llevaban a cuesta electrodomésticos, computadoras, juguetes, y algunos iban acompañados de muchachos que llevaban en diablitos televisores o enseres más grandes. En especial me impresionó que las escaleras eléctricas echaban humo por la cantidad de gente que llevaban encima y tantas horas de estar funcionando. Había que hacer fila MUCHO tiempo para poder pagar, y lograr salir del estacionamiento resultaba una hazaña prolongada. Aquí debo hacer un paréntesis para aclarar que las multitudes me abruman de manera patológica. Me pongo tan mal, que he llegado a sospechar que padezco agorafobia. Por lo mismo, ese día no compré nada. Tuve que esperar de muy mala gana a que mis hermanos hicieran sus compras, mientras yo me ocultaba en un rincón en el que sentía un poco protegida de la multitud.
Juré nunca volver a uno de esos eventos, pero muchos años después y por culpa de las irresistibles promesas de descuentos, puntos y regalos, pasé por alto mi juramento y este año volví a caer en el error. Como la situación económica no es la mejor, la multitud y la cantidad de sus compras ya no era la misma. Sin embargo sigue siendo una experiencia bastante desagradable. A esto hay que sumarle que ya que uno está ahí las promociones no son como las pintan y generalmente no aplican en los artículos y marcas más interesantes. Además como ya soy ama-de-casa-cuidadora-del-gasto, comparé precios en distintos establecimientos y me di cuenta que en donde hay estos eventos comerciales, los importes están tan inflados que uno acaba pagando un excedente mayor que si cobraran los intereses en sus mensualidades.
Resumen: es una experiencia que es mejor evitarse. Y de convenir realmente a nuestros intereses, lo mejor es estar ahí a la hora que abren la tienda... ¡Felices compras!

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