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lunes, 5 de octubre de 2009

Agotada


Es lunes y estoy exhasuta. ¿Quién dijo que los fines de semana son para descansar? Cuando por fin llega el viernes en la noche, quiero hacer todo lo que no es posible en la semana: convivir con mi marido, no preocuparme por la hora de dormir, ir al cine, salir a cenar o tomar algo... sábado y domingo son para desayunar, comer y/o cenar con amigos y la familia... no queda tiempo para recuperar todas las horas de sueño que me perdí durante la semana.
"A descansar a la tumba", dice el refrán. ¿Pero con qué energía cuido a mi niño de casi dos años, al que le ha dado una mamitis terrible y cuyos pasatiempos favoritos son: treparse a los libreros, mesas y repisas de las ventanas, y perseguir al gato para taclearlo y (una vez sometido), morderlo? ¿Con qué claridad mental puedo contar para redactar y traducir todo lo que tengo que entregar? ¿De dónde saco fuerzas para lavar todos los trastes que tendré que enjabonar, enjuagar y secar durante la semana?¿Con qué cabeza pienso en lo que debo preparar para comer?
Podría seguir con la lista de cuestionamientos, pero debo ir a arrastrarme por los pasillos de supermercado... eso sí, con muy buenos recuerdos del fin de semana que acaba de pasar. Creo que al final eso es lo que nos queda de consuelo los lunes. Sí, definitivamente prefiero estar cansada y feliz de haberme divertido, que descansada y aburrida. Quizás debería considerar tomar vitaminas ... ¡sólo que no sean de esas que provocan hambre!

viernes, 19 de junio de 2009

Mi otro hijo.



Nunca les he contado, pero tengo otro hijo. De hecho fue el primero. Con él me entrené en la responsabilidad de cuidar a un ser vivo. Por él lloré tres días seguidos una vez que se perdió. Con él corrí al doctor (veterinario) cuando se enfermaba. Por él, mi departamento de soltera se convirtió en un hogar al que tenía que regresar, pues había un ser vivo que esperaba mi llegada (y claro, que le diera de comer). Se llama Mio, y gracias a él conozco la fascinante vida gatuna. Pero un día (y para su mala suerte) tuve un bebé, y de ser el consentido, pasó a ser el juguete de mi niño. Al final, me parece que no le disgusta nada que alguien le haya puesto atención otra vez desde que lo desplazaron de su trono de "rey de la casa".
Una mascota es un elemento importante en la vida de una persona. Como bien dicen aquí, no sólo es un animal de compañía; también es un amuleto de buena suerte. Esto se puede ver de muchas maneras, pero me parece que básicamente se refiere a lo sano que puede ser el desarrollo emocional que uno logra al llevar una relación con un animal doméstico. Inclusive existen terapias curativas que están basadas en el efecto positivo de ese tipo de vínculo afectivo. He de confesar que antes de Mio tuve mascotas con las que nunca logré tal rapport. Quizás sea un asunto de "química", como la que se da entre humanos. También dicen que los gatos escogen a su dueño. A lo mejor eso pasó, que para los animales anteriores no estaba yo en su destino como dueña. Sea por la razón que fuere, este gato sí que me hizo entender el idilio que tantas personas tienen con sus mascotas. Y ahora, como un miembro más de la familia que ya somos, también trae consigo problemas que hay que resolver, como que un gato callejero anda invadiendo sus territorios. Un round más que ganar en el mundo de batallas domésticas que libro día a día. Pero, si no estuviera la vida llena de estos "problemas", qué fácil y aburrido sería todo, ¿no?