lunes, 15 de junio de 2009

¿A dónde van los calcetines?


Tengo una bolsa de calcetas "nones", las cuales guardo ahí con la esperanza de que llegue el día en que encuentre sus semejantes. Algunos logro reunirlos, otros se quedan impares para siempre. El problema es que rara vez guardo la ropa limpia sin que aparezca otro calcetín que perdió a su compañero. Y sé bien que mi casa no es el único lugar en donde esto pasa. Desde que era niña detecté el fenómeno; sucedía entonces que yo no organizaba el hogar y continúa ahora que llevo el orden de mi propio nidito. Tengo claro que el problema no es de mi familia, y que no es ningún tipo de mala organización por herencia genética, pues he comentado esta anormalidad con muchas personas. Como prueba fehaciente de que sucede en todos lados, tengo un muñeco que una conocida le regaló a mi hijo: el mono está hecho de puras medias que perdieron a su igual. La pregunta entonces es la que da título a este post. No pueden desaparecer en el aire, en algún paraje deben encontrarse. Jerry Seinfeld alguna vez dijo que los calcetines huyen porque odian su vida: "Su destino es cubir pies apestosos y estar en el cajón más aburrido de todos". El comediante planteaba que su paso por secadora era el momento que ellos aprovechan para escapar. Se quedan pegados en el cilindro de dicho electrodoméstico (es cierto, yo los he visto) y entonces, cuando creemos que ya tenemos toda nuestra ropa limpia, huyen. Ok, ya sabemos cómo pasa y no podríamos culparlos ante la perspectiva de semejante vida. Pero aún aceptando esa teoría, sigue la incógnita sin responder. ¿En dónde se meten? Como nadie ha logrado encontrar el escondite aún, yo les recomiendo fijarse bien cuando saquen la ropa de la lavadora o de la secadora. Así les damos menos oportunidades de escabullirse... Tener uno de estos secadores de calcetines también ayudaría. ¿No está genial?

viernes, 12 de junio de 2009

Manifiesto contra los zapatos de tacón


Ayer tuve otra reunión de trabajo, y otra vez se me hizo tarde. Vaya, se me está volviendo costumbre, con lo que me molesta la impuntualidad. Sin embargo esta vez no fue un desperfecto mecánico, ni siquiera fue el tráfico el que hizo que me retrasara. Llegué a tiempo al lugar al que iba, el cual desgraciadamente no era el mismo en el que me esperaban. ¿Cómo es eso? Pues que no se me ocurrió preguntar en dónde estaban las oficinas, di por sentado que lo sabía, lo "corroboré" en internet, y al llegar... otra empresa ocupaba el inmueble. Total que llamé, me dieron la nueva dirección y 20 minutos después el taxista me estaba dejando en la esquina del lugar correcto. Lo malo fue que ese edificio no estaba numerado, y yo iba ya tan preocupada que corrí calle abajo y luego calle arriba hasta dar con el sitio indicado. Saliendo de mi cita me di cuenta que me lastimaba un dedo del pie. Claro, una pequeña ampolla fue el resultado de tanto vaivén en esos zapatos de plataforma. Y eso que los compré sintiendo que eran los tacones más cómodos que me hubiera puesto en mi vida. Alguna vez escuché una teoría que decía que los zapatos de tacón alto los habían inventado los hombres para hacer menos hábiles a las mujeres. A mí me suena muy lógico. ¿Por qué alguien usaría alto tan incómodo? Supuestamente nos vuelven más gráciles, estilizan la figura... pero yo rara vez he visto a una mujer que sepa caminar bien sobre ellos. En mis años mozos (que no fue hace mucho, digamos, unos 5 años) y por los eventos a los que debía asistir por mi trabajo, me di a la tarea de dominarlos. Sobra decir que nunca lo logré. Recuerdo un día llegar a mi departamento casi llorando del dolor de pies. En el pasillo me descalcé y apenás crucé el umbral de la puerta, aventé lejos esos divinos tacones de aguja con el frente moteado, los cuales POR SUPUESTO nunca he vuelto a usar. Otra vez estando embarazada casi me caigo en una escalera por querer presumir de seguir siendo muy arregladita a pesar de mi estado. Entonces, no uso este tipo de calzado por tres sencillas razones. Porque con ellos me siento vulnerable a una caída, porque lastiman y porque con ellos no puedo correr. Creo que la única ocasión en donde se justifican son aquellas en las que no se va a caminar más que unos cuantos pasos, o sea, para ir a cenar o para ir a una reunión en la cual hay donde sentarse. Sin embargo, hay veces que me siento un poco obligada a usarlos, como ayer. Es como si presentarse en flats atentara contra el protocolo. No entiendo por qué la sociedad es tan injusta con los zapatos de piso, si son tan lindos...

miércoles, 10 de junio de 2009

También en el trabajo se puede ser "verde"




Siguiendo con el tema ecológico, la oficina juega un papel importante en todo esto, pues muchas veces pasamos más tiempo ahí que en la casa. Se pueden hacer cosas tan fáciles y personales como llevar un termo para el agua o una taza para el café, en lugar de estar comprando botellitas o desperdiciando vasos de unicel. Sin embargo, lo que me parece más importante en cuanto a la consciencia ecológica en una oficina, es el uso del papel. En los lugares de trabajo se mandan imprimir miles de documentos de manera inútil, a veces ni siquiera las recogen de la impresora. Eso y que no hay cultura del reciclaje de las hojas. Yo que trabajo con muchas fotocopias, al terminar de usarlas procuro cortar las hojas y reutilizarlas para escribir recados, para que mi hijo dibuje, o bien, las voy juntando y las llevo a un centro de reciclaje .
Otra malísima costumbre que he observado es la de dejar la computadora prendida, no sólo por la noche, ¡a veces todo el fin de semana! Pero si no cuesta nada apretar un botoncito para apagarla... Y por último, el uso del auto es un tema que tiene mucho que ver con la rutina laboral. No es difícil encontrar un aventón, y al contrario, prescindir del auto una vez a la semana puede hacer una diferencia. Además, ¡no manejar un día siempre se agradece, al igual que la compañía! Estas son las medidas que se me ocurren a mí para cuidar el planeta también fuera de casa, ¿tú qué haces en tu empresa?

lunes, 8 de junio de 2009

Por la casa se empieza




El viernes se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. En el espíritu de promover las pequeñas acciones que uno puede realizar en casa para lograr hacer una diferencia, enlisto a continuación algunas medidas muy sencillas. Yo las hago y me parece que es cuestión sólo de disciplina y costumbre.

1. Separar la basura. Nunca lo he llevado al extremo de clasificar vidrio, papel, cartón, etc... Pero dividir la orgánica de la inorgánica no solamente es sencillo, ¡también evita que los botes de basura huelan mal! Y tristemente, no conozco más de un par de hogares aparte del mío en donde lo hagan. El pretexto de "en el camión de todos modos la revuelven" no vale.
2. Preferir los productos biodegradables. Detergentes para ropa y trastes, productos para la limpieza de la casa, bolsas para basura, pero sobretodos, ¡pañales! Un bebé usa por lo menos 3 mil pañales hasta que aprende a ir al baño, y esta cantidad de residuos tarda ¡500 años en desintegrarse! Los biodegradables tardan solamente entre 5 y 10 años en desaparecer. También hay que separarlos del resto de la basura.
3. Cuidar el agua. Cerrar la llave cuando no se trate de enjuagar algo y reutilizar la que se pueda para los retretes. Idealmente también hay que cambiar los w.c. de la casa para que no todas las descargas sean de 6 litros. Eso representa un desperdicio de agua injustificado.
4. Mata a los vampiros. Esto es, a los vampiros de energía. Desconecta todos los aparatos que usen el stand by aunque estén apagados (o sea, los que mantienen un foquito rojo prendido cuando no se están utilizando), y conéctalos sólo cuando los vayas a usar. El modo de stand by consume mucha luz y no sólo afecta al medio ambiente, ¡también a tu economía!
5. En lo posible, ventila tu hogar naturalmente, evita el uso de aire acondicionado y ventiladores. Esto aplica también a las secadoras de ropa. ¡Además, el sol blanquea la ropa!

viernes, 5 de junio de 2009

¿Cuál es el lugar más limpio de tu casa?


Con todo esto de la nueva obsesión por la limpieza, el otro día escuché que en el radio hacían la pregunta que da título a este post. A pesar de lo que uno pudiera pensar, los expertos aseguraron que el objeto más estéril del hogar es el retrete, pues suele ser el único elemento doméstico que se somete a desinfección regularmente. También dijeron que uno de los reservorios más grandes de bacterias son las tablas para picar alimentos. Hablaban de la necesidad de esterilizar TODO de manera regular: utensilios, pisos, muebles, etc. Y aunque en ese momento me pareció información relevante, poco después me di cuenta que es una exageración. Llegué a esa conclusión al hacer consciente que hemos practicado las mismas costumbres de aseo por generaciones, y que si bien es importante usar ciertos productos especializados y hacer limpieza de manera regular, lo que ahora se propone es síntoma de que hemos llegado a un punto paranóico de la pulcritud. Pero además, ¿a qué hora se supone que se lleve acabo esto, si apenas da tiempo de todo lo que ya se hace? De acuerdo, hay que mantener un ambiente saludable, pero ya no somos las amas de casa de antes a las cuales se les juzgaba por lo prístino que lucía su hogar. Ya no existen suegras que llegan pasando el dedo sobre los muebles en búsqueda de polvo. Tenemos muchas otras cosas que hacer que no tienen que ver con el quehacer doméstico. Así que nada de exageraciones, ¡y a disfrutar del tiempo que te quede libre, que la vida es corta!

martes, 2 de junio de 2009

Los trastes sucios son como gremlins mojados




¡Se reproducen de manera incontrolable! Y si dejas que se queden ahí más de una noche, se vuelven monstruos de los cuales es difícil deshacerse. Lo peor es cuando empiezan a salirse de la tarja. Díganme si esto no es una imagen digna de una película de terror. Entrar a la cocina y ver semejante panorama es casi casi como encontrarse con este sujeto en el fregadero. Hay una solución, pero de una vez les digo que no les va a gustar. Cansada de encontrarme con un montón de platos cochambrosos cada que volteaba a ver el lavadero, luché meses en contra de ellos, y descubrí que la única manera de evitarlo es lavarlos conforme se enmugran. Al terminar de usar un vaso, mientras se van desocupando los utensilios con los que se cocina, terminando de comer, ANTES de manchar algo más... en resumen, lavarlos TODO el tiempo. Ante tal perspectiva, dan ganas de usar desechables toda la vida (sólo como fantasía, porque no son elegantes, ecológicos, ni baratos). O de hacer lo que la compañera del poster. Comparto esto porque ha sido mi peor batalla en el terreno doméstico. En una ocasión una amiga me repitió un consejo que le dio su hermana: "Si no los vas a lavar inmediatamente, échales agua". Yo no estaría tan segura, ¿qué tal que pasa lo que con los gremlins?

Vivir bonito

Soy gran admiradora del diseño en todas sus manifestaciones, pues éste hace nuestras vidas más agradables y cómodas. En TODO existe el diseño. Malo, bueno, bonito o feo, todo objeto tuvo una planeación para elaborarlo. Si bien las mujeres generalmente somos seguidoras de la moda, desde que tuve un espacio propio, lo que más me interesa son los muebles y los accesorios para la casa. Y es que no hay nada más vivible que eso. Un elemento tan cotidiano y sencillo como una taza de café puede reinventarse de varias maneras.


Esteticismos aparte, un tema clave en esta época es el diseño sustentable. Es fundamental considerar la sustentabilidad de una pieza al adquirirla, pues con esto apoyamos la producción de eco diseño, la cual es la única opción para el futuro del planeta. Lo anterior aplica no sólo en los muebles y los materiales de los que están hechos las piezas y que éstos sean reciclables; en los electrodomésticos es primordial considerar el ahorro de energía. Esto además de ayudar al planeta, también contribuye con la economía familiar. Muchas veces este tipo de elecciones pueden parecer muy lejanas a nuestras vidas, pero es más sencillo de lo que suena. Todo es cuestión de buscar opciones y leer etiquetas. Eso es lo que más va a ayudar a que podamos seguir viviendo bonito, sin tanta basura y cuidando recursos naturales. ¿Tú ya lo haces?