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jueves, 17 de diciembre de 2009

Inconsciencia navideña.



No me refiero a beber y manejar, o a sobregirar las tarjetas de crédito. Me explico: ayer vi a varios de los vecinos apurándose a colgar lucecitas para adornar las fachadas de sus casas. Queda una semana para Navidad y sólo los más organizados las tienen bien decoradas desde hace quince días. Sin embargo, al pasar por cierta zona residencial del sur, noté que ahí son todos unos profesionales, por no asegurar que existe una competencia no oficial. Las residencias retan indirectamente a las de junto y a las de enfrente, como en búsqueda del título de ser la que emite más luz, tiene más muñecos y reproduce más sonidos. En resumen, hay un duelo tácito por ver cuál luce más espectacular. A mí, que hasta la idea de poner un árbol que no sea demasiado cursi me conflictúa, este tipo de manifestaciones me resultan incomprensibles. Creo que está bien vivir el espíritu de la temporada, y cada quién sabrá cómo lo disfruta más, pero esto me parece realmente un despilfarro, de mal gusto y de energía (sin ahondar en lo peligroso que puede ser). Tanto se habla de cuidar el agua, de cuidar los recursos... ¡esto es un derroche excesivo e injustificado de los mismos! Lo bueno es que ya existen alternativas como ésta, e imagino que todo es cuestión de tiempo para que se popularicen... Por lo pronto propongo nombrar al vencedor de la contienda vecinal basados en los montos de sus recibos de luz. ¡Que gane el mejor!

miércoles, 10 de junio de 2009

También en el trabajo se puede ser "verde"




Siguiendo con el tema ecológico, la oficina juega un papel importante en todo esto, pues muchas veces pasamos más tiempo ahí que en la casa. Se pueden hacer cosas tan fáciles y personales como llevar un termo para el agua o una taza para el café, en lugar de estar comprando botellitas o desperdiciando vasos de unicel. Sin embargo, lo que me parece más importante en cuanto a la consciencia ecológica en una oficina, es el uso del papel. En los lugares de trabajo se mandan imprimir miles de documentos de manera inútil, a veces ni siquiera las recogen de la impresora. Eso y que no hay cultura del reciclaje de las hojas. Yo que trabajo con muchas fotocopias, al terminar de usarlas procuro cortar las hojas y reutilizarlas para escribir recados, para que mi hijo dibuje, o bien, las voy juntando y las llevo a un centro de reciclaje .
Otra malísima costumbre que he observado es la de dejar la computadora prendida, no sólo por la noche, ¡a veces todo el fin de semana! Pero si no cuesta nada apretar un botoncito para apagarla... Y por último, el uso del auto es un tema que tiene mucho que ver con la rutina laboral. No es difícil encontrar un aventón, y al contrario, prescindir del auto una vez a la semana puede hacer una diferencia. Además, ¡no manejar un día siempre se agradece, al igual que la compañía! Estas son las medidas que se me ocurren a mí para cuidar el planeta también fuera de casa, ¿tú qué haces en tu empresa?

lunes, 8 de junio de 2009

Por la casa se empieza




El viernes se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. En el espíritu de promover las pequeñas acciones que uno puede realizar en casa para lograr hacer una diferencia, enlisto a continuación algunas medidas muy sencillas. Yo las hago y me parece que es cuestión sólo de disciplina y costumbre.

1. Separar la basura. Nunca lo he llevado al extremo de clasificar vidrio, papel, cartón, etc... Pero dividir la orgánica de la inorgánica no solamente es sencillo, ¡también evita que los botes de basura huelan mal! Y tristemente, no conozco más de un par de hogares aparte del mío en donde lo hagan. El pretexto de "en el camión de todos modos la revuelven" no vale.
2. Preferir los productos biodegradables. Detergentes para ropa y trastes, productos para la limpieza de la casa, bolsas para basura, pero sobretodos, ¡pañales! Un bebé usa por lo menos 3 mil pañales hasta que aprende a ir al baño, y esta cantidad de residuos tarda ¡500 años en desintegrarse! Los biodegradables tardan solamente entre 5 y 10 años en desaparecer. También hay que separarlos del resto de la basura.
3. Cuidar el agua. Cerrar la llave cuando no se trate de enjuagar algo y reutilizar la que se pueda para los retretes. Idealmente también hay que cambiar los w.c. de la casa para que no todas las descargas sean de 6 litros. Eso representa un desperdicio de agua injustificado.
4. Mata a los vampiros. Esto es, a los vampiros de energía. Desconecta todos los aparatos que usen el stand by aunque estén apagados (o sea, los que mantienen un foquito rojo prendido cuando no se están utilizando), y conéctalos sólo cuando los vayas a usar. El modo de stand by consume mucha luz y no sólo afecta al medio ambiente, ¡también a tu economía!
5. En lo posible, ventila tu hogar naturalmente, evita el uso de aire acondicionado y ventiladores. Esto aplica también a las secadoras de ropa. ¡Además, el sol blanquea la ropa!

martes, 2 de junio de 2009

Vivir bonito

Soy gran admiradora del diseño en todas sus manifestaciones, pues éste hace nuestras vidas más agradables y cómodas. En TODO existe el diseño. Malo, bueno, bonito o feo, todo objeto tuvo una planeación para elaborarlo. Si bien las mujeres generalmente somos seguidoras de la moda, desde que tuve un espacio propio, lo que más me interesa son los muebles y los accesorios para la casa. Y es que no hay nada más vivible que eso. Un elemento tan cotidiano y sencillo como una taza de café puede reinventarse de varias maneras.


Esteticismos aparte, un tema clave en esta época es el diseño sustentable. Es fundamental considerar la sustentabilidad de una pieza al adquirirla, pues con esto apoyamos la producción de eco diseño, la cual es la única opción para el futuro del planeta. Lo anterior aplica no sólo en los muebles y los materiales de los que están hechos las piezas y que éstos sean reciclables; en los electrodomésticos es primordial considerar el ahorro de energía. Esto además de ayudar al planeta, también contribuye con la economía familiar. Muchas veces este tipo de elecciones pueden parecer muy lejanas a nuestras vidas, pero es más sencillo de lo que suena. Todo es cuestión de buscar opciones y leer etiquetas. Eso es lo que más va a ayudar a que podamos seguir viviendo bonito, sin tanta basura y cuidando recursos naturales. ¿Tú ya lo haces?

lunes, 25 de mayo de 2009

No soy una de esas...

No, no soy una de esas mujeres inconscientes que todavía usan montones de bolsas de plástico en cada visita al supermercado. Soy bastante "hippie" (como dice una amiga cuando uno expresa preocupación por el medio ambiente), y por eso, desde que empezaron a salir las de tela, adquirí varias y siempre las cargo conmigo. Si uno va al súper por lo menos una vez a la semana, y en esa visita utiliza, digamos, cuatro bolsas de plástico, eso da un total de más de doscientas al año, y cada una de ellas tarda ¡mil años! en desintegrarse. Ahora multiplica eso por todas las décadas que se ha estilado esto, considerando cada habitante de la ciudad, del país, del continente... ¿le sigo? Como si lo anterior no fuera razón suficiente para cambiar de inmediato, aquellas hechas de tela son muy cómodas de cargar y además se ven muy lindas. En realidad en nuestro país eso de hacer la compra sin contaminar está muy arraigado, nada más que no nos damos cuenta. Se trata de las bolsas de plástico tejido, esas que se usan para ir al mercado. Les cabe TODO y son tan resistentes que es muy difícil que se rompan, pero ahora también tenemos la opción de las tela, más pequeñas, manejables y estructuradas. Y bueno, sé que esto no es una cuestión de moda, pero cómo se ve algo que una carga es importante, y si eres como yo y no te gusta tener la misma bolsa que todas las demás, ¿qué me dices de estos modelos? Aunque en nuestro país todavía no se comercializan las eco bags de diseños orgiginales, es tan fácil como escoger una tela con un estampado original, ¡y hacer las tuyas! Yo tengo varias distintas: verdes, color crudo, de mezclilla... pero la que en verdad quiero esta, con un diseño del artista japonés Takashi Murakami. ¿No es lindísima?