domingo, 26 de julio de 2009

Nunca digas nunca


Antes de ser madre aseguraba que, cuando tuviera hijos, estaría con ellos todo el día hasta que se fueran a la escuela, que NUNCA los dejaría a que los cuidara alguien más.
Nunca digas nunca.
Cuando mi bebé nació me sentía muy contenta en mi trabajo, por lo cual no hubo duda alguna de que lo que procedía era encontrar una buena guardería cerca de la oficina. Fue duro al principio, pero el poder ir a estar con él en mi hora de lactancia y al darme cuenta que mi crío estaba perfectamente bien ahí, se acabaron los sentimientos de culpa.
Y cuando ya estaba muy hecha a la idea de que mi retoño frecuentaría un centro de desarrollo infantil en mis horas laborales hasta por lo menos los 4 años, la vida me cambió... y ahora hace ya unos meses que estoy 24/7 con mi niño. Se me cumplió el sueño de cualquier mamá (sobretodo de las que no trabajan), pero creo que otra vez ha llegado el momento de buscarle un lugar en donde pueda convivir con otras criaturitas unas horas por las mañanas para que su madre pueda trabajar en casa sin interrupciones.
Desgraciadamente las guarderías están muy satanizadas, pero la verdad es que son lugares ideales para que los chiquillos hagan sus pininos en "sociedad". Ahí aprenden (mucho mejor que en casa) horarios, disciplinas y a relacionarse con otros pequeños humanos. Además gozan de actividades estructuradas y de estimulación en varios campos y pensadas especialmente para su edad. En la que estaba mi niño era una maravilla... desafortunadamente ya no me queda ni remotamente cerca, por lo cual empieza el scouting otra vez pues eso sí, encontrar la más adecuada es muy importante. ¡Deséenme suerte!

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